viernes, 25 de diciembre de 2009

Meditación: I AM - un Hijo de la LUZ
    El primer paso hacia el control de uno mismo es aquietar toda actividad exterior, tanto de la mente como del cuerpo. De quince a veinte minutos antes de irte a dormir, y por la mañana antes de comenzar tu día, practica el ejercicio siguiente(hace prodigios para todo el que haga el esfuerzo necesario).
   El segundo paso es asegurarse de no ser perturbado y, tras tranquilizarse y quedar muy quieto se debe visualizar y sentir el cuerpo envuelto en una Luz radiante, blanca. En los primeros cinco minutos mientras visualizas esa imagen, hay que sentir intensamente la conexión entre el ser exterior y el Magno Dios Interno, enfocando la atención en el corazón y visualizándolo como un Sol Dorado.
   El tercer paso es el reconocimiento: "Yo acepto gozoso la plenitud de mi Magna Presencia de Dios, el Cristo Puro". Siente el gran brillo de la Luz e intensifícala en cada célula de tu cuerpo durante uno diez minutos más.
Ahora cierra la meditación ordenando: "I AM - Hijo de la Luz. Amo la Luz. Vivo en la Luz. I AM - Protegido, Iluminado, Provisto y Mantenido por la Luz y Bendigo la Luz."
   Recuerda siempre que uno se convierte, se transforma en aquello sobre lo que medita, y puesto que de la Luz salimos, la Luz es suprema perfección y el control de todas las cosas. La contemplación y la Adoración de la Luz favorece la iluminación en la mente, salud y fuerza en el cuerpo, paz, armonía y éxito en los asuntos de cada individuo que lo haga realmente y lo continúe.
   Si practicas este ejercicio fielmente, y lo sientes en cada átomo de tu mente y cuerpo con profunda intensidad, recibirás abundante prueba de la tremenda Actividad, Poder y Perfección que existe y está siempre activa en la Luz. Cuando hayas experimentado esto, aunque no sea sino por un corto tiempo, no necesitarás pruebas adicionales. Te conviertes en tu propia prueba. "La Luz es el Reino, entra en Él, y estarás en Paz." Regresa a la casa del Padre.
   Después de diez días de hacer este ejercicio, es bueno hacerlo tres veces diarias. Mañana, tarde y noche. A menudo oigo la queja: "Ay, yo no puedo dedicar todo este tiempo." Para aquellos que sean de esa opinión, deseo decirles: El tiempo que gasta la persona corriente en criticar, condenar y culpar a los demás por ser diferentes, si fuera dedicado al uso y reconocimiento de la Luz, les sería manifestado el Cielo en la Tierra. Para el individuo que se atreve a comprobarlo y tiene suficiente determinación para continuarlo, nada le es imposible. La Luz jamás falla.
   La Luz es la forma que usa Dios para mantener el Orden, la Paz y la Perfección en toda Su Creación. Todo ser humano en esta Tierra puede disponer de todo el tiempo que él desee para hacer este ejercicio, si su deseo es suficientemente intenso. La intensidad del deseo, por sí sólo, reorganizará el mundo del individuo, las personas, las condiciones y las cosas para proveerle el tiempo, si es que él desea firmemente emplearlo para su elevación. No hay nadie en el mundo que sea privado de esta Ley, ya que el deseo intenso de hacer algo constructivo descarga al Poder de la Energía necesaria para crear y expresar la cosa deseada.
   Todo el mundo tiene el mismo privilegio supremo de contactar la Omnipotente Presencia de Dios; y es el único Poder que ha elevado, eleva y elevará al ser personal por encima de la discordia y la limitación. Hijo mío, ensáyalo con gran perseverancia, y sabrás que Dios en ti es una Victoria Certera.

Maestro Ascendido Saint Germain. "Misterios Develados"

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